17 de enero de 2018

El Cuarto Mundo Volumen 3 de Jack Kirby: Dando un pasado y un sentido a un inmenso universo





















En el tercer volumen recopilatorio de la tan fascinante como irregular saga de El Cuarto Mundo de Jack Kirby, la fabulosa reedición supervisada por Mark Evanier, experto en Kirby y previamente ayudante del maestro, llega a un punto clave en su historia editorial. Para empezar, el trabajo de una de las cuatro series que englobaban el Cuarto Mundo, llega a su fin. Concretamente la serie dedicada a Jimmy Olsen, quizá la serie menos redonda de las cuatro publicadas, motivado por dos razones. La primera, las injerencias editoriales al tocar Kirby dos iconos de la editorial que anquilosados en una época pasada, lo que cortaba las alas al visionario autor. En segundo lugar, y entroncando con lo anterior, la incomodidad del autor originario de Brooklyn para desarrollar historias y personajes que no eran de cosecha propia.






Pero también este volumen contiene las que quizás son las dos mejores historias de la colección. La primera, un viaje a los orígenes del Cuarto Mundo, publicada dentro de la serie Los Nuevos Dioses y que entrega un background absolutamente perfecto para la multiplicidad de conceptos que exudaban todas y cada una de las páginas de su Cuarto Mundo y que, en palabras del autor, debía haber sido publicado mucho antes, para conseguir arraigar sus ideas en una gran parte de un público que estaba perdido en una obra muy adelantada a su tiempo.






Lo mismo ocurre en Mister Miracle, que contiene otro de esos ejemplares básicos para comprender la cosmogonía de El Cuarto Mundo y que cuenta los orígenes de dos de los personajes más atractivos del universo: Scott Free y Big Barda. En cambio, el cuarto y último título en liza, The Forever People, continua su errática trayectoria, con ejemplares que saben conectar con el movimiento hippie de la época y representado en estos jóvenes de Nueva Génesis que representan el futuro de la humanidad, por supuesto desde el punto de vista de la época, junto con otros que sin considerarse malos, lastran la historia que Kirby quería contar. Es el caso de la historia en dos partes, donde los jóvenes rebeldes de Nueva Génesis se encuentran con Deadman, el personaje creado por Arnold Drake y popularizado por un Neal Adams en los inicios de su carrera. De nuevo, Kirby, que no sabía decir que no a los mandatos editoriales, sufría por dentro el tener que trabajar con personajes ajenos con los que no sentía ninguna conexión.








En cuanto a la edición, de nuevo un ejemplo perfecto de restauración y diseño, donde el espíritu y el alma de Kirby se respira en cada página, junto a artículos previos y posteriores a la lectura de las historias, que complementan y alimentan aquello que Kirby lanzaba al lector en gloriosa cuatricomía.

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