Piratas del Caribe: En Mareas Misteriosas de Rob Marshall (Pirates of The Caribbean: On Stranger Tides, 2011).
La saga de Piratas del Caribe nunca se ha podido comparar a grandes sagas fantásticas de la historia del cine como Star Wars, Indiana Jones, Regreso al Futuro o El Señor de los Anillos, por poner los primeros ejemplos que se me vienen a la cabeza. Pero la trilogía dirigida por Verbinski funcionaba, aun con sus excesos, por su inventiva visual, por un ritmo de dirección enérgico y portentoso, por un Johnny Depp en su salsa y por unos valores de producción que no escatimaban gastos para darle a la producción un aspecto y unos efectos visuales de primera. Con todos esos elementos, los guiones algo convulsos y complicados que no complejos, con sus bajones de ritmo se paliaban. Pues en esta ocasión elimina todos los aspectos positivos y mantén el del guión.
La cuarta entrega de las aventuras de Jack Sparrow es un bodrio infumable que ha perdido toda la esencia de la saga y convertirse en una parodia de la misma, sin la frescura y la magia que caracterizaba a sus irregulares pero interesantes predecesoras. Si la trilogía original fue de menos a más en calidad y ambiciones, esta cae a los abismos de las secuelas de bajísima calidad que se une a la triste lista de secuelas infames como pueden ser Conan El Destructor, los Batman de Schumacher o Superman 3 y 4.
La desidia que transmite la película desde el minuto uno es apabullante y lleva a la desesperación del pobre espectador cuando se aproxima a sus interminables minutos finales, en una aventura inane, sin ritmo, sin gracia y sin nada.
Johnny Depp, gordo como él solo, quizás para no hacer feo a su horrenda compañera de trabajo Penélope Cruz, con nula química entre ambos, se le nota únicamente interesado en cobrar el jugoso cheque que la Disney le ha pagado, para convertir a su icónico personaje en una parodia de si mismo. Súmale a esto, el hecho de que desaparecidos los personajes de Orlando Bloom y Keira Knightley (hasta les he echado de menos, y mira que eran malos) Sparrow se convierte en el protagonista absoluto de la función. Y no funciona. Porque Sparrow funcionaba como secundario de lujo, no como "héroe" protagonista, que no lo es. Y en esta lo intentan y el personaje y su personalidad quedan diluídas.
Súmale a esto el peor villano de la saga, Barba Negra, interpretado por Ian McShane, que mata, pero de aburrimiento, un Barbosa irreconocible y fuera de personaje y la desaparición de todo abismo de emoción, magia y fantasía. Eso, dejando aparte lo cutre de la producción, con escasas escenas de barcos, decorados oscurecidos a propósito o repletos de niebla para que no se note el cartón piedra y una dirección plana planísima de un Rob Marshall que no se cree ni él que fuera el autor de Chicago y ganara el Oscar por ella, hunden miserablemente la película en los abismos de la mediocridad más mediocre.
No vayáis al cine, si os la regalan en DVD o Blu-Ray no volváis a hablar a esa persona en vuestra vida y ni siquiera la descarguéis ilegalmente, ya que no merece la pena acabar en la cárcel por tremenda bazofia. Seguramente, la peor película de este verano. Y todavía casi ni ha empezado.
Dios, he leído pocas críticas tan destructivas como esta :P. Si tenía ya pocas ganas de verla, me las has quitado del todo, sobre todo con lo de Barbosa, que es mi personaje preferido de la saga (Geoffey Rush es mucho Geoffrey Rush, su interpretación en Los Miserables me marcó para todos los Javert que en el futuro sean).
ResponderEliminarEs que no hay por donde cogerla. Hace tiempo que no veía algo hecho con tan pocas ganas, con un reparto menos inspirado, con una producción tan cutre. Es horrible, horrible.
ResponderEliminarmala, mala, mala, malísima!! aburridaaaa del todo! completamente de acuerdo contigo!
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