Piratas del Caribe: Un repaso a la trilogía

Ahora que se acaba de estrenar el pasado viernes la cuarta entrega de la saga, me ha parecido un buen momento para revisionar las tres primeras películas y valorarlas con la perspectiva del tiempo. Una saga cuyo primer título, "La Maldición de la Perla Negra" se convertiría en el sleeper del verano de 2003 y daría pie a dos secuelas en 2006 y 2007, que romperían las taquillas mundiales.

La primera película, se estrenó casi de tapadillo en el verano de 2003. Un verano cuyos máximos exponentes eran la secuela de Matrix y el Hulk de Ang Lee. Pero la película que encandiló a los espectadores fue esta producción Disney que inspirada en una atracción de sus parques atracciones, se convirtió en una de las sagas más rentables de la pasada década y de la historia del cine, y sacó a Johnny Depp, Tim Burton aparte, del ostracismo interpretativo, convirtiéndole en una de las grandes estrellas del Hollywood actual.

La primera película, vista con el paso del tiempo, es un correcto entretenimiento familiar, al que le sobra metraje y que está demasiado supeditado a lo que tiene que ser una producción Disney. Desde la pareja de enamorados (unos horribles, interpretativamente hablando, Keira Knightley y Orlando Bloom), el insufrible padre de ella, parejas de secundarios graciosetes, y un tono de aventura ligera, que se ve y olvida con facilidad.

Pero el gran acierto de la película, y lo que la ha hecho perdurar en el imaginario popular, fue el personaje interpretado por Johnny Depp, el ya clásico pirata Jack Sparrow. Depp no inventó nada, ya que su Sparrow tiene todos los manierismos y excentricidades de personajes ya interpretados por Depp en anteriores trabajos, como en "Miedo y Asco en las Vegas" de Terry Gilliam o "Ed Wood" de Tim Burton. Lo que pasó, es que el público general que no había visto estas obras, creyeron que Depp había inventado algo nuevo. Simplemente popularizó e hizo general algo que ya había realizado con mayor acierto en dichos trabajos. Eso no quita para que su Sparrow sea un excelente personaje, que se come la pantalla y al resto del reparto.

El único que le mira de frente y tiene el mismo carisma, es Geoffrey Rush, en su papel del pirata Barbosa y ambos intérpretes entregan los mejores momentos y escenas del largo. En el momento que la atención se centra en la pareja de enamorados, la película aburre solemnemente, algo a lo que no ayuda una duración de más de dos horas y las algunas veces interminables escenas de acción. Otro punto en contra es lo que tarda en arrancar el filme, pasada la media hora. Pero es un título correcto y entrañable que no es raro que triunfara, pero que me parece excesiva la adoración y reverencia ante lo que es un producto frío y sin alma, pero perfectamente creado y estructurado para ganarse el favor del público.

Tres años después, llegó la secuela, "El Cofre del Hombre Muerto", que realmente era la mitad de lo que era un filme total, que se estrenaría justo un año después, "En El Fin del Mundo", ya que ambos filmes se rodarían a la vez, al igual que las secuelas de Matrix o la trilogía del Señor de los Anillos.

La segunda parte es un salto cualitativo en cuanto al primer filme. Mucho más ambiciosa, mucho más grandiosa, la franquicia se convierte en saga y lo que en un principio fue solo un filme de verano sin demasiadas pretensiones, se convierte o quiere convertirse en una saga épica a la altura de la trilogía clásica de Star Wars o similares. Esta secuela, acrecenta los excesos del primer filme, con un metraje idéntico, pero que aunque con un inicio portentoso y épico, pierde el rumbo en los primeros y prescindibles cuarenta minutos, pero que luego remonta el vuelo, sobre todo por el mayor acierto de la saga, Davy Jones, un pirata con rostro de pulpo perfectamente realizado por los magos de ILM y portentosamente interpretado por Bill Nighy. Si Sparrow se comía la pantalla en la primera parte, aquí cede el terreno a este ser que entrega los mejores momentos del filme. Algo atropellada durante todo su metraje, tiene un final con un perfecto cliffhanger para engancharte al capítulo final, con el destino de Sparrow en juego y varias traiciones y secretos, pero que no consigue explotar todo su potencial e imaginería (que la tiene y mucha) y lastrada por dos intérpretes tan poco hábiles como Bloom y Nightley que aquí están peor que nunca (Knightley no está dotada para la comedia y alguien se lo tenía que haber dicho. Bloom pone la misma cara de pavisoso a lo largo de todo el metraje y su personaje no puede importar menos.

Y llegamos a la última película de la trilogía, "En El FIn del Mundo". Una película que fue injustamente recibida por el público, yo el primero, pero que vista de nuevo es la mejor de la saga con mucha diferencia. En esta saga, con un inicio que recuerda muy mucho a "El Retorno del Jedi", su director Gore Verbinsky, muy dotado en el aspecto visual, da lo que la saga había estado prometiendo en sus dos anteriores entregas y nunca lo había conseguido: Imaginación en estado puro, magia, aventuras, épica de la buena (sobre todo esa excelente batalla final en el mar, donde la saga llega a su clímax narrativo y emocional). En esta entrega los personajes te importan, todos tienen su momento y lugar y el destino final para cada uno de ellos es totalmente satisfactorio. Incluso el destino trágico y bello de la relación entre los personajes de Bloom y Knightley emociona y es creíble. Por supuesto que tiene sus bajones de ritmo en algún momento y el metraje es como en toda la saga desproporcionado, ya que esta entrega llega a las dos horas y media, pero es la más entretenida de las tres y la más satisfactoria en todos sus aspectos.

En definitiva, y en contra del pensamiento popular, una saga que va de menos a más, que hace pasar un rato agradable, pero que no está a la altura de las grandes sagas de la historia del cine de aventuras, fantasía y ciencia ficción. Esta semana veré la cuarta entrega, de la que no espero mucho, ya que creo que es estirar el chicle por estirarlo. Veremos.