Madame Xanadu: Broken House of Cards de Matt Wagner, Amy Reeder, Richard Friend y Joelle Jones (Madame Xanadu 16 al 23 USA).
El tercer volumen de la nueva y ya cancelada colección en su país de origen de Matt Wagner, trae de regreso a la artista del primer volumen, Amy Reeder, tras la visita del gran Michael Kaluta en el anterior volumen de la colección.
La larga saga de ocho números, con un intermedio de dos ejemplares contando la infancia y el origen de la enemistad entre Madame Xanadu y su hermana Morgana, comienza en la década de los 50, una época de inestabilidad política y social, con el miedo a la guerra nuclear, el comienzo del consumismo exacerbado, la aparición y el desarrollo de la televisión como poderoso medio de comunicación y sobre todo, el papel de la mujer antes de la revolución de los 60, mero objeto sin voz ni voto, que queda reflejado en el personaje de Betty Reynolds.
Betty Reynolds, prototipo de la mujer de la sociedad americana de la época, y su transformación y mutación cronengberiana es lo mejor de este volumen, que ocupa los tres primeros ejemplares de esta saga y donde Amy Reeder da lo mejor de si misma.
Tras su transformación y revelación de quién está detrás de su cambio, la saga cambia de tercio y estilo y nos lleva al principio de los tiempos, pasando por los romanos y Julio Cesar y culminando en la leyenda del Rey Arturo y Excalibur como trasfondo y el origen del conflicto entre dos hermanas, Madame Xanadu y Morgana. El arte en estos dos ejemplares lo entrega Joelle Jones, dando un aspecto único y especial a esta historia del pasado con su estilo limpio y pulcro de cuento de hadas.
Los tres números finales de la saga, con la participación especial del detective John Jones, alias Detective Marciano y que demuestra de nuevo la facilidad de Wagner al utilizar personajes y elementos de DC Comics en la línea Vertigo sin parecer un tebeo de superhéroes, al igual que con el Fantasma Errante en el primer volumen de la colección o en su etapa en Sandman Mistery Theatre, toma caminos más previsibles hasta una conclusión algo típica, donde incluso el lápiz de Amy Reeder se resiente y no está a la altura de lo que esta artista es capaz de hacer.
Como bonus final, tenemos un breve e interesante relato de siete páginas que pone la guinda a un buen tebeo, de lo mejor de Vertigo en la actualidad y que tristemente ha sido cancelada.
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