6 de septiembre de 2012

Las películas del verano que me faltaban por ver


Blancanieves y la Leyenda del Cazador de Rupert Sanders (Snow White and the Huntsman, 2012)

Más conocida por acontecimientos extracinematográficos que por sus valores propios, esta nueva versión del cuento de Blancanieves, tras la versión kitsch protagonizada por Julia Roberts y dirigida por el inclasificable Tarsem Singh, llegó tres meses después a nuestras pantallas con la intención de crear una nueva saga fantástica multitaquillera y afianzar la ilusión de que Kirsten Stewart es una "estrella" cinematográfica más allá de Crepúsculo. Y se cae con todo el equipo. Porque salvando algunos aspectos visuales interesantes y que están todos en el trailer proyectado en salas, no hay más que rascar en una aburrida y pretenciosa aventura antiépica, repleta de personajes unidimensionales. Lo de Kirsten Stewart es de traca y el último plano intentando sonreír (pobre niña rica emo) es de antología del disparate y la interpretación de la bella Charlize Theron (¿realmente alguien se cree que Kirsten Stewart es la más bella del reino con una madrastra como la Theron?) roza peligrosamente el histrionismo. El único que se salva es Chris "Thor" Hemsworth que demuestra que tiene el suficiente carisma para desenvolverse fuera del mundo Marvel.


Ted de Seth McFarlane (2012)

He de decir que las series animadas de Seth McFarlane nunca me han gustado. Siempre he pensado que la comedia animada adulta es mejor cuanto más sutil es, como los primeros Simpsons, que los excesos de gente como los creadores de South Park o Padre de Familia. Mucha incorrección política y poco cariño y simpatía por sus personajes. Pero en este Ted da en la diana, equilibrando perfectamente los excesos y el sentimentalismo y aportando a la iconografía cinematográfica a un pedazo de personaje como el oso Ted. Y además, trae de vuelta a un icono trash tan memorable como Sam Jones.


El Dictador de Larry Charles (The Dictator, 2012)

Sacha Baron Cohen sigue removiendo a la sociedad norteamericana con pleno acierto, cambiando de género, pasando del mockumentary a la screwball alocada sin perder un ápice de su personalidad. Por supuesto, y dejando pasar el impacto inicial de las sorprendentes, inteligentes y divertidas Borat y Bruno, muchas de las cosas que vemos en este Dictador nos suenan familiares. Pero eso no quita para que Cohen no tenga razón en sus ideas y sus obras sigan teniendo grandes y desternillantes momentos, porque aunque cambie la forma, el fondo sigue siendo el mismo.


Battleship de Peter Berg (2012)

Aunque esta película se haya estrenado en primavera, por miedo (y con razón) a que el resto de superproducciones le comieran terreno, este adefesio entra dentro de lo que esperamos de una película de verano. Porque en el fondo eso es este producto creado a imagen y semejanza de la trilogía Transformers de Michael Bay. Y se le podrá criticar todo lo posible a Michael Bay, porque razones nos da, pero nadie le puede quitar que el tipo ha creado su propio estilo inconfundible, para bien y para mal (sobre todo para esto último). Pero lo que es inadmisible es que le copien de manera tan descarada, sobre todo un director tan maleable como Peter Berg, que un día se levanta creyendo que es Michael Mann y otro el hijo secreto del recientemente fallecido Tony Scott y el mencionado Bay. Porque eso es Battleship, una primera hora que recuerda a la propaganda de reclutamiento del Top Gun de Scott, cambiando las fuerzas aéreas por la marina y una segunda hora con mucho ruido y pocas nueces, a imagen y semejanza de Bay. Pero lo peor no es que no tenga ningún interés, que sea una burda copia sin ningún atisbo de personalidad o que sus personajes sean directamente tontos del culo, sino su mensaje. Un mensaje reaccionario y trasnochado que dan ganas de vomitar.

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