6 de mayo de 2016

Providence de Alan Moore: Revisitando a Lovecraft y el Gótico Americano



























Acercarse a una nueva obra de Alan Moore siempre tiene una mezcla de emoción y miedo. Emoción, porque todo aquel que recuerde su primera vez con obras como From Hell, V de Vendetta, La Cosa del Pantano, Watchmen o Promethea, le vendrá a la mente esa sensación de presenciar algo único y maravilloso que dependiendo la etapa de la vida en la que te encuentres, hará que cambies tu perspectiva ante muchas verdades inmutables.

Moore ha seguido trabajando regularmente y quizás estos últimos años no se puedan considerar lo mejor de su carrera. Y aunque ha continuado con sus Hombres Extraordinarios, en concreto con la hija del Capitán Nemo, la brillantez y la emoción han dado paso a trabajos correctos pero que se alejaban de esa brillantez excepcional de las mejores obras del autor.



Hace cinco años, Moore me sorprendió trabajando para una editorial a la que yo no tengo en gran aprecio, Avatar Press, cuyos tebeos prolíficos en violencia y sexo provocador se me hacen difíciles de digerir, no por su explicitez, sino por el poco gusto del tebeo en su conjunto, pura exploitation para adolescentes avergonzados de leer tebeos que no tiene ni un regusto irónico para que sea algo disfrutable.

Así que cuando se publicó Neonomicón, lo ojeé en mi librería habitual y nunca lo acabé comprando. La razón, las opiniones poco entusiastas, el rumor de que era un mero trabajo alimenticio del escritor para pagar unas deudas con la Hacienda inglesa y sobre todo por el plano y poco inspirado dibujo de Jacen Burrows, un dibujante influenciado por el trabajo de autores como Dave Gibbons o Steve Dillon, pero sin la soltura y la elegancia del primero y sin el gusto por el exceso inteligente del segundo.



¿Y entonces por qué estoy aquí hablando de otro tebeo de Alan Moore editado por Avatar Press, inspirado en Lovecraft y dibujado de nuevo por Jacen Burrows? Porque al verlo anunciado y ojearlo tuve la corazonada de que podíamos encontrarnos con un Moore de los buenos.

Y en líneas generales no me he equivocado. La lectura de este Providence reconforta al seguidor de Moore, porque de nuevo nos adentramos en esas obras inmersivas y absolutamente detallistas del autor, al estilo de Watchmen o From Hell, en un tebeo que de nuevo Moore hace uso de textos adicionales en forma de diarios o folletos que no son simple relleno, sino que nos abren nuevas puertas y puntos de vista, incluso antitéticos con lo mostrado páginas antes en el tebeo.



Comencemos con Robert Black nuestro protagonista y sosías del escritor H.P. Lovecraft que nos adentra en un mundo previo a la 1º Guerra Mundial y donde se comienza a mascar un clima apocalíptico que nos llevará al mundo que actualmente conocemos. A través de Black no solo conoceremos ese mundo dentro de nuestro mundo que se adentra por las brechas de nuestra cotidianidad, sino también se convierte en el estudio de un hombre escindido en dos partes, la que muestra a los demás y la que bulle en su interior, provocado por una sociedad conservadora que no permite desviaciones fuera de la "normalidad".

El tempo de este primer volumen, que incluye los cuatro primeros ejemplares de la que creo es una serie en doce partes, es lento pero tremendamente satisfactorio. Moore te va adentrando poco a poco en un universo en apariencia normal, pero que si sabes mirar entre las fisuras, descubrirás un universo terrorífico pero sumamente atractivo que poco a poco va adentrándose en el interior del personaje y el lector.



Narrativamente, Jace Burrows, con sus limitaciones (que hubiera sido de este tebeo con un Stephen Bissete o un John Totleben) cumple sobradamente con los detallados guiones del escritor inglés, con una planificación de página impecable y unas viñetas repletas de detalles y dobles y triples sentidos que una vez leídos, apetece volver a degustarlos para descubrir aquello que se nos haya pasado en una primera lectura, en una obra repleta de matices.

Y si yo, que tengo a Lovecraft como asignatura pendiente, he disfrutado de este magnífico tebeo, no quiero imaginar todos aquellos seguidores de uno de los escritores de horror más influyente de la historia, como se lo pasarán con la gran cantidad de guiños y vueltas de tuerca que la obra tiene hacia los trabajos de Lovecraft.



En definitiva, una obra que no dejará insatisfechos a los seguidores del mejor Moore. Un tebeo en el que pasan muchas cosas aunque en apariencia parezca que no ha ocurrido nada y un tebeo a releer detenidamente para sacarle todo el jugo a un trabajo en el que se va al escritor implicado como pocas veces hemos visto en los últimos años. Tanto me ha gustado, que aunque no me llamara la atención y las opiniones alrededor del Neonomicón no fueron del todo halagueñas, acabaré comprando para descubrir más matices en una obra que el paso del tiempo seguramente se encontrará entre uno de los trabajos más brillantes de Alan Moore. Y teniendo en cuenta la obra previa del autor, es decir mucho.

3 comentarios:

  1. Está siendo una delicia, cada número se puede analizar durante varios días y yo recomiendo hacerlo antes de pasar al siguiente, aunque sea difícil resistir la tentación. Eso sí, los que esperen ver a Cthulhu arrancando extremidades saldrán decepcionados, aquí predomina la conversación, la investigación, el misterio o la tensión ante lo extraño y lo oculto (no sólo en libros antiguos, también en nuestra sociedad). Además de que la historia me parece una gran idea, la densidad de referencias históricas y culturales y las multicapas de significados típicas de Alan Moore, creo que es un gran análisis de la obra de Lovecraft en relación con su época que amplía nuestra visión sobre ella.

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  2. Neonomicón envejece muy bien, es una maravilla que la critica ha demolido sin razones de peso.

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  3. Neonomicon es una gran obra, sólo que tienes que leer detenidamente. Recomendaría leer The courtyard donde empezó todo, pero el cuento original. Es un grandioso cuento y nada que ver con la pobre adaptación que hicieron en Avater Press. Por cierto la historia ocurre en 1919, después de la Primera Guerra Mundial.

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