En 1989, en plena invasión británica del cómic americano en general y DC Comics en particular, dos jóvenes promesas, Neil Gaiman y Dave McKean, que poco después se convertirían en dos de las más grandes estrellas del medio, realizaron una miniserie prestigio de 3 números, con uno de los personajes más desconocidos del universo DC, en una estrategia similar a la que compatriotas suyos como Alan Moore o Grant Morrison hicieran con La Cosa del Pantano o Animal Man en años anteriores y que podréis continuar leyendo, si pincháis aquí.
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