War Horse de Steven Spielberg (2011).
Steven Spielberg es un genio. Solo alguien muy ciego o aquejado de un complejo de gafapastismo agudo puede dudar de las bondades de uno de los cineastas más importantes de la historia del cine, artífice de obras maestras como En Busca del Arca Perdida, E.T. o La Lista de Schindler, por nombrar unas pocas. Pero también es cierto que muchas veces el propio Spielberg, obcecado por demostrar que es algo más que el director de éxitos de taquilla clamorosos y creador de iconos perdurables de la cultura popular ha intentado realizar películas digamos "serias", con dudosos resultados como "El Color Púrpura", "El Imperio del Sol", "Amistad" o "Salvar al Soldado Ryan".
Gracias a dios que Spielberg recuperó la cordura a principios de este nuevo siglo y cansado ya de tener que demostrar lo que no era necesario por evidente, comenzó una tercera etapa como cineasta en la que demostró su madurez con un ciclo de filmes maduros, inteligentes y pesimistas que comenzó con la fascinante e incomprendida "A.I." y culminó en 2005 con la polémica "Munich". Entre ellas, un puñado de muy buenas películas como "Minority Report", "Atrápame si Puedes" o "La Guerra de los Mundos".
Pero tras esta prolífica etapa vinieron dos mazazos, la cuarta entrega de Indiana Jones, que no estuvo a la altura de la trilogía original y la aburridísima Tintín, estrenada hace escasos cuatro meses. Y le llegó el turno a "War Horse", un melodrama sobre la amistad entre un chico y un caballo, ambientada en la 1º guerra mundial, que tenía un tufillo a naftalina que tiraba para atrás y que parecía sacar de nuevo el lado cínico y calculador de un Spielberg deseoso de más Oscars.
Y nada más lejos de la realidad. "War Horse" es una obra hecha con el corazón, una película amable, bella, un homenaje a John Ford desde que empieza hasta que acaba y sobre todo una película completamente a contracorriente con lo que se estila ahora.
Porque Spielberg ha hecho una película positiva, de otra época, con un mensaje antibelicista parecido al de "El Imperio del Sol" o "Salvar el Soldado Ryan" pero donde la luz se sobrepone a la oscuridad en un conflicto, la 1º Guerra Mundial, poco revisitado y poco dado al optimismo.
El mensaje de la película es la esperanza, la esperanza de dos amigos en reencontrarse, la esperanza de que una familia vea la luz al fondo del túnel o la esperanza de que los conflictos bélicos se resuelvan porque los que luchan en ambos bandos son personas de carne y hueso con sus propios problemas e ilusiones.
Muchos pensarán que la visión de Spielberg es "naive" (aunque el director de Tiburón en ningún momento oculta el horror de la guerra y la indefensión de los inocentes ante tamaña barbarie), pero el cineasta piensa que si dos personas se quieren o dos enemigos se dan la mano, las cosas pueden arreglarse.
Y si nos olvidamos del mensaje y analizamos la película desde su punto de vista técnico, solo se puede decir que es soberbia. La dirección impecable, con grandes panorámicas, y soluciones visuales brillantes (ese fusilamiento oculto por las aspas de un molino o Joey, el caballo protagonista, huyendo en un largo travelling atravesando las líneas enemigas), un reparto de jóvenes actores británicos como Tom Hiddleston o Steven Moffat que bordan cada uno de los personajes de un reparto coral donde ni sobra ni falta nadie y donde cada uno tiene su momento, personajes entrañables definidos en pocos minutos y por supuesto el equipo Spielberg a pleno rendimiento, desde su montador habitual Michael Kahn que consigue que un metraje de casi dos horas y media se pase volando, a Janus Kaminski, su director de fotografía desde La Lista de Schindler, que olvida su fotografía sobreexpuesta por una iluminación cálida y suave hasta el gran John Williams que hace fácil lo difícil, con otro magistral score.
Además Spielberg consigue hacernos sufrir de nuevo como solo sabe hacer él. Y aunque el desenlace se supone, no hace que el espectador no sufra lo indecible y se emocione ante la odisea de un caballo que como si fuera un Forrest Gump equino, vaya tocando y cambiando la vida de las personas a las que influencia o la historia de un chico que crece, madura y comprende y hace las paces con su padre (de nuevo las difíciles relaciones paterno-filiales presente en toda la obra del cineasta). Quizá no sea una de las obras más importantes del cineasta, pero eso no importa porque eso no quita para que nos encontremos ante una gran película.
me ha gustado "caballito de guerra" aunq lo he pasado bastante mal en algunos momentos...pero bueno, eso es que estás dentro de la peli :)
ResponderEliminarque nominen a Joey a mejor actor principal!! :D