19 de enero de 2016

Lucifer de Mike Carey: Un spin-off de Sandman con personalidad propia






































Siempre le había tenido manía a esta serie. Lo primero, porque todo lo que había leído de Mike Carey me había dejado frío e indiferente. Lo segundo, que creía que era un spin-off de Sandman para sacarle los cuartos a la legión de huérfanos que dejó Gaiman cuando terminó la serie. Tampoco ayudó que la primera miniserie antes de la salida de la serie regular del personaje dibujada por Scott Hampton y primera aproximación de Carey al personaje era como poco irregular.



Pero gracias a la magnífica reedición en siete volúmenes que ha publicado ECC en estos últimos cuatro años he podido descubrir que estaba muy equivocado y que es una magnífica sucesora del Sandman de Gaiman, además de brillar con identidad propia.



Debo decir que a mi el Sandman de Gaiman me gusta pero no me apasiona. Tiene arcos argumentales y números únicos absolutamente magistrales y que pocos tebeos me parecen tan redondos como ese primer ejemplar de la serie, casi una historia autocontenida que se puede leer por si misma, pero también creo que hay momentos en los que su lectura se hace farragosa y que arcos argumentales como "Un Juego de Tí" rompe el ritmo in crescendo que la colección tenía hasta ese momento.



Pero uno de sus grandes aciertos fue la representación del Príncipe de las Tinieblas en la ya mítica "Estación de Nieblas" donde Lucifer le entregaba el Infierno a Morfeo, hastiado de ser un mero peón del Creador. Tras ello, Lucifer se instaló en la tierra. Y justo ahí es donde Carey retoma al personaje.



Si la primera miniserie y el primer arco argumental se dejan leer pero no sorprenden ni maravillan en un principio, aunque ya atisban que el fuerte de la serie van a ser el fascinante reparto de personajes secundarios que se convierten en principales, relegando a Lucifer en algunos aspectos en invitado estrella de su propia colección, es a partir de la saga " La Casa de las salas sin ventanales" donde Carey le toma el pulso a la serie y comienza un crescendo de historias épicas y a la vez tremendamente íntimas, que demuestran el buen hacer del guionista y lo claro que tenía lo que quería contar.



Es posible que en ningún momento alcance las cotas de magnificencia de algunos pasajes de Sandman, aunque episodios como el de Lilith y la conversación de Lucifer con Dios se queden muy cerca, pero en líneas generales la lectura de la obra al completo no tiene los picos que le puedo achacar a Sandman.



Gran acierto por parte de Carey es el de rodearse de un equipo tan competente como Ryan Kelly y Peter Gross, ya que Chris Weston no acababa de cuajar en el estilo de las historias y el mundo ideado por Carey. Pero para mi el que mejor sabe plasmar este universo es Dean Ormston, dibujante invitado en algunos episodios autoconclusivos y mini-sagas que le aporta un algo especial al tebeo.



En definitiva, un spin-off con personalidad propia, ambicioso y perfectamente ejecutado donde nada es casual y todo tiene una resolución lógica y satisfactora, repleta de personajes memorables que será igualmente disfrutable por los seguidores del universo de Gaiman como por aquellos que lo desconozcan. Una de las obras magnas del sello Vertigo.

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