Iron Man 2 de Jon Favreau. Reseña de actualidad.

Iron Man 2 de Jon Favreau (2010).

Decepción. Esa es la primera palabra que me viene a la cabeza cuando pienso en la película que acabo de visionar y lo que pudo ser y no fue. La primera parte fue un éxito mayor del que se esperaba, teniendo en cuenta los rivales que tuvo (Indiana Jones y la Calavera de Cristal, Speed Racer y The Dark Knight) en el verano de 2008 y lo consiguió debido a una correcta, que no excepcional película que trasladaba fielmente el personaje creado por Stan Lee en la década de los 60, apoyado por un competente director, un Robert Downey Jr. inmenso que hizo el personaje suyo, un guión simple pero efectivo que combinaba ligereza y seriedad de manera más que correcta y unos magníficos efectos especiales. Por lo que esperaba, que al igual que con Spiderman, que tras una correcta primera entrega, lastrada para el aficionado al cómic por tener que contar el origen del personaje, se pasara a una superior segunda entrega que pusiera toda la carne en el asador y puliera los leves defectos que la original tenía. Pero este Iron Man 2 no es el Spiderman 2 u X-Men 2 de la saga, sino que se parece más a las decepcionantes terceras entregas de ambas franquicias.

El principal defecto de esta secuela, entre otros muchos, es que han querido contar muchas cosas y han metido muchos personajes en una trama que al final no cuenta nada. Por un lado tenemos a Whiplash, interpretado con el piloto automático por un Mickey Rourke que ha utilizado cuatro muecas y gestos de su interpretación en "El Luchador" de Aronofsky mientras piensa en los millones de dolares que va a cobrar por no esforzarse en absoluto, a La Viuda Negra (aunque nunca la llamen así en el filme) interpretada por una Scarlet Johanson que tampoco sabe muy bien que caras poner, pero que visualmente por lo menos queda bien (su Escena de acción es de lo poco que se me ha quedado grabado en la retina), la trama del nuevo rival armamentístico de Tony Stark, Justin Hammer, sobreactuado por Sam Rockwell, una enfermedad degenerativa para Tony Stark y lo peor del asunto, tratar de refilón el alcoholismo de Tony Stark (elemento fundamental de la psicología del personaje en el cómic), que aquí queda como mera anécdota cómica, al estilo del patético paso al lado oscuro de Peter Parker en Spiderman 3.

Todo en esta película es como dirían los americanos "Over the Top". Si en la primera película había toques de humor, sobre todo centrados en la figura de Tony Stark y en su relación con Pepper Pots, aquí se duplica haciendo parecer a los personajes parodias de si mismos, sin la gracia y el estilo que tenían en la anterior entrega. Si el final de la primera película era una pelea entre dos hombres-máquina, aquí tenemos tropocientas mil máquinas más contra dos hombres de hierro, más Whiplash, aunque el enfrentamiento final agradará a los que somos fans de los cómics porque tiene sus momentos, pero al final acaba teniendo el mismo defecto que tenía el original, que es mucho ruido y pocas nueces, ya que a los villanos en esta secuela se los meriendan con dos de pipas. Ese es otro de los problemas de esta entrega, no existe sensación de peligro, todo está tratado de manera bufa, como si sus responsables pensaran que las películas basadas en personajes de cómics no se deberían tomar en serio (¿posible culpable el guionista de esta secuela, que no del original, Justin Theroux?), y cuando se quieren poner dramáticos es muy tarde, ya que al espectador le da igual lo que les ocurra a los personajes, porque son parodias, no personajes de carne y hueso que te preocupan y te importan.

Y quedan dos problemas muy grandes e importantes, la dirección de Jon Favreau y los efectos especiales. Favreau nunca ha sido un gran director, no es Sam Raimi, Bryan Singer ni por supuesto Christopher Nolan, por poner tres ejemplos de buenos directores que han realizado películas de superhéroes en los últimos años, pero en el original, entregó un trabajo decente, elegante y con unas escenas de acción bien planificadas (geniales los momentos en los que veíamos al personaje volar, sobre todo si has sido lector de sus aventuras desde los 10 años). En su secuela, la dirección es completamente plana, sin ningún destello de genialidad, y las escenas de acción son atropelladas, confusas y vacías, al igual que el guión de la película que parece que no sabe cuando parar y tomar aire, lo que provoca que la película a la mitad de metraje muestre síntomas de fatiga y se ahogue. En cuanto a los efectos especiales, no es que sean malos, hay unos cuantos momentos muy espectaculares, pero su acabado parece precipitado, al igual que el resto de elementos del filme.

Aspectos positivos, que Downey Jr. llena la pantalla, aunque quede ahogado por el exceso de tramas y de personajes que pululan a su alrededor, la mencionada escena de acción de La Viuda Negra, la primera aparición de Whiplash en Mónaco (la escena más espectacular de la película, estropeada por el tono excesivamente bufo que tiene al final), la aparición de Máquina de Guerra, Samuel L. Jackson de Nick Furia, aunque este actor lleve haciendo el mismo papel chulesco desde Pulp Fiction, pero el personaje de Furia le viene al pelo, y unos cuantos detalles sobre la futura película de Los Vengadores, que satisfarán a los que somos fanáticos de este universo.

En definitiva, una película excesivamente infantilizada y bufa, que será un éxito por el público infantil, y por espectadores que tampoco le pidan mucho al cine. Para los aficionados al cómic, una oportunidad perdida de continuar de manera respetuosa los aciertos de la película original. Otra vez será.