127 Horas de Danny Boyle (127 Hours, 2010).
Efectista, banal y manipuladora. Esos son los adjetivos que mi cerebro escupe tras ver la insulsa e inocua estupidez que el pseudo-provocador director inglés Danny Boyle ha perpetrado tras la oportunista y multipremiada Slumdog Millionaire.
Boyle, aprovechando la trágica historia real de Aron Ralston, un zumbado que se fue un fin de semana a escalar las Rocosas y se quedó atrapado, le sirve de pretexto para vomitar y marear al espectador, con su estilo videoclipero, sus ínfulas de artista y polemizador de tercera, narrándonos (es un decir) una historia de supuesta superación personal con final edulcoradamente artificial y de verguenza ajena, creando a su vez un nuevo género, el "survival gore".
El planteamiento inicial, sus primeros 20 minutos (de unos escasos 85 minutos), comienza con un barullo, que no ritmo, de imágenes al puro estilo de la MTV, donde Boyle vuelve a demostrar que lo sutil no va con él, planteando el tema de su historia de una manera burda y barata. Hasta el momento que el protagonista (un por otra parte excelente James Franco) se queda atrapado, nada de lo que nos cuenta aburre, pero tampoco aporta nada para la historia, pero en el nudo de la historia es donde se juntan todos los problemas del largometraje.
Si Buried, película con un planteamiento parecido (un protagonista, un escenario y una situación límite), sorprendía al espectador con un uso del suspense y los giros, digno del mejor cine, esta "127 Horas" demuestra a través de sus lisérgicos y repetitivos flashbacks, que poca chica había en el material original, por muy real que sea, para contar una película. Por lo tanto, Boyle lo que hace es mover mucho la cámara, alucinar más que su pobre protagonista, hasta llevarnos a la escena por la que se ha hecho famosa la película (y que no contaré por si alguien no la conoce), que demuestra y saca lo peor de un director que busca el impacto fácil, burdo y sensacionalista, para llegar a un final que deja a la Casa de la Pradera como si fuera un filme de Michael Haneke.
Pura "exploitation" adornada de prestigio académico que impactará y provocará igual de rápido que se olvidará. Una película que deja al espectador igual que cuando entró. Patético que se nomine a esto y no a la magistral y muy superior "Buried" de Rodrigo Cortés.
que peli...yo creo que ese modo videoclip que tu dices es lo que hace que la verdadera historia se pierda...yo me quedo con la real: (no ver si no se ha visto la película) http://www.youtube.com/watch?v=B2XLoQ1xYB0
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