Secuestrados de Miguel Ángel Vivas. Reseña de actualidad

Secuestrados de Miguel Ángel Vivas (2010).

Acabo de visionar una de las peores películas que he visto en mi vida y uno de los mayores insultos hacia el espectador jamás vistos en una sala de cine. La segunda película del director español Miguel Ángel Vivas no es solo eso, sino que es la mayor estafa jamás perpetrada.

La historia del filme es muy sencilla: un matrimonio y su hija de 18 años se acaban de mudar a un chalet de lujo en la sierra de Madrid y son asaltados en su propio domicilio. Una premisa nada original, y que ha sido mucho mejor ejecutada por autores como Michael Haneke en su fundamental "Funny Games" a la que el filme de Vivas intenta emular de manera triste y poco efectiva. Donde Haneke consigue perturbar, Vivas solo consigue aburrir en un ejercicio de estilo masturbatorio, donde el director utiliza únicamente doce planos secuencias sin ningún motivo narrativo, solo para demostrar lo bien que mueve la cámara, en escenas interminables que no aportan nada, dentro de un guión completamente plano, repleto de personajes estereotipados y llenos de tópicos de los malos.

Haneke no es el único autor al que Vivas intenta plagiar de manera descarada. El otro autor es otro provocador nato, pero de los buenos, igual que Haneke, ya que para provocar también hay que ser un genio.El plagiado no es otro que el francés Gaspar Noé y su insoportable pero excelente "Irreversible". De Noé plagia sin rubor, la escena inicial de su filme "Irreversible", cambiando el extintor por una horrible escultura, pero con los mismos resultados. El resto del filme se mueve entre el cine de terror con venganza de por medio al estilo "La Última Casa a la Izquierda" de Wes Craven y los gritos insoportables y estridentes al estilo de "Rec", perpetrados por unos horribles actores que provocan la risa de la platea.

Pero esto no es lo peor de una película ya de por si horrible. El clavo final del ataúd de esta producción es la mayor trampa de guión de la historia del cine, que ningún productor debía haber dejado pasar. Vivas nos ofrece un supuesto "flashforward" al inicio del largometraje para enganchar al espectador, que nunca llega a finalizarse, ya que el final del filme no tiene nada que ver con lo expuesto al principio de la historia. Vivas se defenderá diciendo que era una manera de jugar con el espectador y que lo del principio de la película es el final de otra historia, pero enlaza ese prólogo con la siguiente escena con una serie de recursos visuales que son el ABC de la narrativa cinematográfica, tomando al espectador por gilipollas.

En definitiva, una basura sin paliativos. Un espectáculo vergonzoso que provoca verguenza ajena y que al culminar te deja con la sensación de haber perdido ocho euros y lo que es peor, 85 minutos de tu vida.