Qué grande el nuevo manga de Naoki Urasawa. Aunque el autor japonés siempre es sinónimo de calidad, y ahí están obras como Monster, 20th Century Boys y Pluto para demostrarlo, y esta era una de las obras que más esperaba de este año, no me esperaba un trabajo con la calidad de este Billy Bat.
Y no solo calidad. La capacidad de enganche de esta obra, comienza a las pocas páginas de comenzar la lectura. Desde ese prólogo de las aventuras de un detective murciélago en los años 30, con cierto parecido a nuestro Blacksad patrio que desprende frescura y tradición a las desventuras de Kevin Yamagata joven dibujante del cómic de Billy Bat, que creyendo haberlo plagiado de un manga japonés cuando luchó en la segunda guerra mundial, vuelve a un Japón de posguerra en el que el conflicto entre japoneses y americanos está lejos de terminarse en una historia donde los asesinatos, los falsos culpables y las identidades misteriosas marca de la casa Urasawa, se mezclan con un conflicto que parece remontarse al principio de los tiempos, en un enfrentamiento entre el bien y el mal simbolizado en la figura de un murciélago.
Y poco más puedo contar sin estropear la lectura. Solo decir que la capacidad narrativa de Urasawa no ha menguado, sino que ha mejorado aún más si cabe. Del japón de posguerra, saltaremos a la época de Cristo, de ahí a la América de los 50 con sus conflictos raciales y una historia de amor interracial absolutamente emotiva y de ahí al japón feudal, sin que te de tiempo a reaccionar o a tomar aire.
Intriga, personajes memorables como solo Urasawa sabe plasmar, un misterio del que el lector no sabe todavía nada, pero que te arrastra irremediablemente a desear que Planeta publique el siguiente ejemplar de la obra. No es un tebeo recomendable, es un tebeo imprescindible.
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