22 de marzo de 2010

Powers The Definitive Hardcover Collection volumen 1.




Powers: The Definitive Hardcover Collection Volume 1 de Brian Michael Bendis y Michael Avon Oeming (Powers 1 al 11 USA).

En mi viaje a Nueva York, encontré esta recopilación, de la que llevan ya 3 voluminosos tomos, de la famosa serie aparecida en el año 2002 aproximadamente en España, que había leído en su momento pero no comprado. Este primer tomo recopila el primer año de la colección, lo que corresponde a las 2 primeras sagas de la serie y a un curioso número, el 7, nexo de las dos sagas, curioso como pocos, donde el protagonista, en un ejercicio de metalenguaje comiquero es un guionista real, Warren Ellis, que aquí aparece como personaje del universo de Powers.



La relectura de este material, tras casi 8 años, me ha dejado un mejor sabor de boca que la primera vez que lo leí. La premisa del cómic es sencilla, mezclar el género policíaco y criminal a lo Canción Triste de Hill Street,aquí un departamento que se encarga de crímenes y delitos relacionados con superhumanos, con   una ciudad repleta de superhéroes, que son tanto protección, como amenaza, ídolos de masa, y ejemplos a seguir tanto para lo bueno como para lo malo. Los protagonistas, una pareja de detectives, uno veterano, que oculta un secreto relacionado con él y el universo superheróico y su nueva compañera recientemente desplazada a esa comisaría por decisión propia.



A través de estos dos personajes, Bendis nos adentra en historias criminales de asesinatos, por lo menos en estas dos primeras sagas recopiladas en este tomo, que realmente usa como excusa, para contarnos su visión, como muchos otros autores, de lo que sería un mundo real en el que los héroes existieran y como influirían en los humanos. Esto, que de original tiene ya bien poco, ya que es lo que en el fondo nos llevan contando la gran parte de los cómics del género en las dos últimas décadas, se suple por unos guiones vibrantes de Bendis, unos diálogos creíbles y magníficos (aunque Bendis, como en toda su obra, a veces se excede siendo redundantes como si fuera Tarantini), y dentro de volver a tocar el tema de los héroes y su verdadera necesidad en un mundo real, sabe sacar apuntes originales y puntos de vista que ningún otro autor ha tocado, como por ejemplo las semejanzas del asesinato de Retro Girl con el asesinato de Lennon, la figura del héroe asemejada a la de los actores y cantantes como ídolos que es mejor que desaparezcan pronto antes de que lo cotidiano y vulgar ensombrezca su estrella y los peligros de que la gente corriente quiera convertirse en esas estrellas, aquí superhéroes, como en la segunda saga de la colección "Roleplaying", que en el fondo es una precursora de Kick Ass de Mark Millar.



El cómic sube muchos enteros también, por el trabajo de su dibujante Michael Avon Oeming, que le confiere al cómic un estilo propio e intransferible, con un trazo cartoony y simplificado inspirado en Bruce Timm y Alex Toth, pasado por un barniz de luces y sombras de un Eduardo Risso o el mismo Frank Miller de Sin City. Oeming sabe narrar, es muy dinámico, sabe usar el lenguaje del cómic a la perfección y hace que su colaboración con Bendis sea cuasi perfecta.



Al principio decía que en el momento de su lectura por primera vez la serie me decepcionó por varios factores. Uno de ellos era que la resolución de los crímenes me parecía muy precipitada, pero leídos de nuevo, veo que el crimen es una excusa para que Bendis nos cuente otras cosas mucho más interesantes que el propio crimen en sí, que en el fondo solo es el mcguffin de la historia, haciendo algo parecido a lo que Moore planteó en Watchmen, donde en el fondo lo menos importante de la historia es quién mató al Comediante, sino todo lo que hay alrededor. Por supuesto, Powers no es Watchmen ni muchísimo menos, porque Bendis tampoco es Moore. Pero esto no es un menosprecio, ya que alcanzar la excelencia de Moore está al alcance de muy pocos, por no decir a nadie.



El otro aspecto que ensombreció la lectura del cómic en su momento, fue la terrorífica y terrible traducción (por llamarlo algo) que perpetró el infame David Macho para la edición de Planeta de Agostini, que parecía haber sido traducida por un traductor de un ordenador. Leída en su idioma original, la obra gana muchos enteros, y eso añadido a una edición absolutamente espectacular, que por solo 30 dolares (unos 23 euros al cambio actual), tienes un tomo de mayor tamaño que un cómic-book, con tapa dura y sobrecubierta magníficamente diseñado y maquetado, con 11 números de la colección, y además unas 100 páginas adicionales de extras, que entre otros contenidos, contiene el guión completo del primer número, páginas y páginas de bocetos de Oeming, números especiales y páginas poco vistas, todas las portadas, más los bocetos de las mismas, más las desechadas,etc....Una edición de auténtico lujo, que vale cada uno de los 30 dolares que cuesta. Recomendabilísima.

1 comentario:

  1. ¿Has tardado 8 años en hacerme caso y ver que esta era una buena serie?
    Cabezota y cansino como pocos...

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