Batman de Tim Burton (1989).
Para todo fan de los cómics, si se le preguntara por el año 1989, lo primero que le vendría a la cabeza es "Batman", la película de Tim Burton. Hace 20 años, que un gran estudio se dispusiera a realizar una película de gran presupuesto basada en un personaje de cómic era casi una utopía. El único ejemplo había que buscarlo 11 años antes, cuando Warner estrenó el largometraje de "Superman" de Richard Donner. Pero aunque la película fue un éxito, no consiguió que se convirtiera en una tendencia. Por lo que el anuncio de que se iba a realizar una gran producción de las aventuras del hombre murciélago fue recibida con los brazos abiertos. Además había que sumarle, la aparición 3 años antes de Batman Dark Knight de Frank Miller, que sumado al Watchmen de Alan Moore hizo que el público y los medios (en menor medida que en la actualidad) prestaran atención a una afición y a un arte que era una gran desconocida. Para rematar, en 1989 se cumplían 50 años de la creación del personaje. La ocasión era propicia para que la película fuera un éxito, pero nadie se esperaba el recibimiento que iba a tener.
La película se estrenó el 23 de junio de 1989 en Estados Unidos (en España tuvimos que esperar hasta el 29 de Septiembre), pero el primer trailer se estrenó en Marzo en Estados Unidos, lo que hizo que la gente fuera al cine únicamente a ver el trailer de la película, sin importarle la película que se proyectaba a continuación, ya que la mayoría de la gente se iba tras la proyección del trailer (eran tiempos pre-internet). Las imágenes, que aquí se proyectaron en el Salón del Cómic de Barcelona, no hicieron más que aumentar las ansias de ver el filme. Las dudas iniciales de la elección de Michael Keaton como Batman, quedaron solventadas al verle vestir la armadura del murciélago. El toque de prestigio lo daba un Jack Nicholson caracterizado de Joker. El remate fue un diseño de producción asombroso, heredero de Blade Runner y que mostraba una Gotham City muy alejada de la serie de los años 60, oscura y sombría. El director era un cuasi-desconocido Tim Burton que tenía en su haber dos películas, la más conocida Bitelchus, estrenada el verano anterior y que había tenido un correcto devenir en la taquilla, dando a conocer a un joven realizador que apuntaba maneras, original y con un estilo visual propio y sorprendente.
El resto es historia, la película fue un éxito absoluto de taquilla y provocó una Batmanía sin precedentes en la historia del personaje. El retraso en España de tres meses fue insoportable para un servidor y el día de su estreno quedó marcado con letras de oro en mi memoria. Tras su estreno la vi cientos de veces y la película y su estilo inspiró a muchas producciones posteriores de la época, aparte de reinventar el concepto de blockbuster.
Pero 21 años después, la pregunta a hacerse es...¿ha aguantado el paso del tiempo? ¿fue lógica la locura colectiva que se creó alrededor del filme gracias a una excelente campaña publicitaria? La respuesta es NO pero con reservas.
Visionar la película 21 años después de su estreno, demuestra las grandes carencias de la película, pero también sus múltiples aciertos. Entre sus múltiples aciertos, habría que destacar varios aspectos. Lo primero de todo, su excelente diseño de producción galardonado con uno de los Oscars más merecidos de la historia del cine, del fallecido (se suicidó) artista Anton Furst. Furst, mano a mano con Burton mezclaron el estilo de los cómics, con un toque de Blade Runner, más un poco de expresionismo y futurismo alemán, dando como resultado la Gotham City que sería el espejo ante las que el resto de adaptaciones de Batman tendrían que enfrentarse a parte de influenciar a la propia Gotham de los cómics. Una Gotham oscura y sucia pero también luminosa y pop. Las bondades de los decorados fueron aumentadas por el resto de elementos, tales como el fastuoso Batmóvil, también diseñado por Furst, elegante e intimidante, convirtiéndose en el Batmovil supremo, nunca mejorado y ni siquiera igualado. El vestuario de Bob Ringwood también fue excelente, destacando la armadura del hombre murciélago que lo convertía en una auténtica criatura de la noche. En definitiva el nivel visual de la película se merece las más altas condecoraciones. Mención aparte merece la excepcional banda sonora de un por entonces desconocido Danny Elfman, que podría considerar el mejor score realizado para una película en la historia del cine, realzando y siguiendo al milímetro cada escena de la película, mejorándola, con un score épico y un tema principal absolutamente magistral, aunque puestos a elegir un corte, me quedo con "Descent Into Mistery" (el momento en que Batman llega a la Batcueva con Vicki Vale).
Pero el problema de la película es que es todo estilo pero nada de sustancia. El guión, que podría estar escrito en una servilleta de papel, es tonto y simple. Todo ocurre porque sí, no existe una progresión narrativa, no hay emoción, únicamente el espectador se sienta a ver una progresión de imágenes a cual más impactante pero sin un hilo narrativo (un problema que Tim Burton lleva arrastrando toda su carrera, excepto cuando colaboraba en los guiones Caroline Thompson). Pasado el impacto visual, la película se hace cuesta arriba. A lo largo de las dos horas de metraje hay muchas escenas para el recuerdo (la primera aparición de Batman en el tejado con los ladrones, la escena de la fábrica Axis donde nace el Joker, el rescate de Vicki Vale por Batman en el museo y si posterior huída y entrada en la batcueva y el ataque del Batwing en el 200 aniversario de Gotham), pero lo que las une es demasiado débil. Culpa de esto es el baile de guionistas que tuvo el filme, quitando y poniendo escenas sin ton ni son, y permitiendo que Jack Nicholson robara la película con un exceso de escenas para su propio lucimiento (además en ningún momento de la película ves al Joker sino a un Jack Nicholson sobreactuado haciendo de si mismo, pero con la cara pintada y el pelo teñido), las cuales son muchas para destacar aquí, pero digo dos que son de traca (el bailecito al son de la canción de Prince "Partyman" cuando Joker entra con sus secuaces en el museo (de verguenza ajena) y el bailecito de Nicholson en la pseudo-cabalgata de reyes del final de la película al ritmo de "Trust" de Prince). El problema con la omnipresencia de Nicholson en el largometraje es que deja poco espacio al resto de personajes y aspectos que se insinuan en la trama se resuelven de manera chusca y sin interés.
Michael Keaton está más que correcto tanto como Bruce Wayne como de Batman (uno de los aciertos de Burton es esa sensación de que Wayne/Batman está completamente desconectado de su entorno, algo que comparten todos los protagonistas de todas las películas de Burton), aunque el peluquín que le colocan chirría un poco. Kim Basinger (sustituyendo a la prevista Sean Young que tuvo que abandonar la producción tras un accidente en el set de rodaje) está horrible como actriz y su personaje también es de traca. El resto del reparto está, aunque para lo bueno habría que destacar a Michael Gough como un perfecto Alfred y para lo malo a Robert Whul, horrendo humorista que interpreta al reportero Alexander Knox y a los secuaces del Joker en general y en particular al que interpreta al secuaz Bob. En tierra de nadie se queda Pat Hingle, como un comisario Gordon demasiado mayor para estar contando los inicios del murciélago y que demuestra que el jefe Wigum de los Simpsons es un trabajador como la copa de un pino al lado de una policía de Gotham que no hace nada a lo largo de todo el largometraje, incluso cuando un probado asesino y criminal (el Joker) avisa públicamente en la televisión que va a regalar dinero en el desfile del aniversario de Gotham.
Pero el error más garrafal de la película es el convertir al Joker en el asesino de los padres de Batman. Se que es una adaptación libre del personaje, pero poner un rostro al asesino de los padres de Wayne es acabar con el personaje. Batman está obsesionado en cazar criminales porque en el rostro de cada uno de ellos ve al asesino de su familia. En el momento que tiene rostro y es capturado la misión del personaje y su razón de ser se desvanece. Muerto el perro se acabó la rabia.
Tras este repaso a la película, podría parecer que me parece abominable, pero hay que verla en el contexto de su época y aunque el tiempo no ha pasado bien por ella, al contrario que con su muy superior secuela, es un ejemplo de un tipo de cine que ya no se hace, de una película que fue diferente (en lo bueno y en lo malo) a lo que se hacía en ese momento y que nos descubrió a un genio (ahora en horas bajas) que empezó a demostrar lo que sería unos pocos años después. Batman inauguró una nueva edad de oro en las adaptaciones de cómics haciendo ver a Hollywood y al público en general que era un material a tener muy en cuenta. Solo por eso, merece estar en el recuerdo.
Batman es uno de mis superhéroes favoritos y esta versión de 1989 considero es la mejor de este superhéroe, esta es una de las películas que más me gustan en cuanto a historia, a personajes y porque la Ciudad Gótica es increíble, una gran película muy recomendable para todos los amantes de este magnífico personaje oscuro.
ResponderEliminar