Harry Potter y Las Reliquias de la Muerte: Parte 1 de David Yates (Harry Potter and the Deathly Hollows, 2010).
Ya ha llegado el estreno más importante de finales de este año y uno de los títulos a priori más taquilleros de 2010. Warner Bros, con miedo de que se termine una de las franquicias que más dinero le ha reportado en la última década, sino la que más, ha decidido con fines meramente comerciales, dividir la séptima y última novela del fenómeno social, en dos películas a estrenar con seis meses de diferencia (la próxima será en el verano de 2011).
La maniobra, comercialmente les saldrá redonda, pero artísticamente este penúltima entrega peca de parecer en algunos momentos una mera película de transición, en lo que será un presumiblemente épico y emocionante episodio final.
La película, dirigida de nuevo por el cumplidor David Yates (autor también de la quinta y sexta (y mejor) entrega de la serie), tiene el problema de ser demasiado irregular a lo largo de sus 142 minutos de duración. El arranque es potente y el final es memorable y emotivo, pero tiene una media hora central que se hace excesivamente larga y anodina, en la que los personajes (como en la sexta temporada de Lost) no hacen nada o casi nada y se pasan sentados en una piedra debatiendo y dialogando si deben hacer esto o aquello. Por supuesto, esta entrega tiene sus grandes momentos espectaculares, como la persecución y enfrentamientos en escobas voladoras del principio del filme, la entrada de Harry, Ron y Hermione en el Ministerio de Magia o el combate final.
Pero donde destaca por encima del resto de entregas esta película es en el desarrollo y madurez que presentan el trío de personajes protagonistas. Las conversaciones, problemas y enfrentamientos, amores y desamores que los tres protagonistas tienen a lo largo del metraje hace que el espectador se preocupe y sufra con lo que les está ocurriendo.
Porque esta séptima entrega es el verdadero paso a la madurez de los protagonistas, es el filme más maduro hasta la fecha, donde nuestros protagonistas sufren, lloran y se hacen daño, tanto física como psicológicamente. Genial y tierno el baile entre Hermione y Harry al compás de la música de Nick Cave, terrorífico el enfrentamiento de Ron con sus demonios internos y en general todo el clima de desolación que respira el filme. Hay que decir que esta entrega es la menos mágica y la que menos elementos mágicos (dentro de lo que cabe) contiene, en comparación con las anteriores películas.
Creo que el gran problema de esta entrega ha sido la decisión de Warner de dividir la novela en dos películas para ganar el doble en vez de hacer una película de mayor duración pero que podría ser un suicidio comercial. Si en las anteriores entregas el metraje se quedaba corto y reducía considerablemente el contenido de las novelas (sobre todo en su cuarta y quinta entrega) en esta, debido a que tienen que llenar dos películas de casi cinco horas en total, han ido página por página, párrafo por párrafo de la novela original, sin saltarse ni una coma. Y el problema es que hay cosas que sobre el papel funciona y en la pantalla se hace pesado y moroso.
Pero en definitiva, y a la espera de la entrega final que será donde se podrá valorar el conjunto de esta séptima novela, tenemos un filme para toda la familia (aunque algunos pasajes asustarán a los más pequeños) que no defraudará a sus seguidores.
tienes razón, parece una peli de transición...a veces se hace lenta y, a la vez, tiene momentos simplemente geniales! la propia historia sobre las reliquias de la muerte me encantó!!
ResponderEliminarque ganas de que llegue Julio... :)
Yo no sé si hemos visto la misma película. ¿Qué hay menos magia? Por favor... Y claro que es de transición, si dividen la película en 2! Por cierto, decir que la 6ª es la mejor película de todas las de HP es estar en completa ignorancia. Es la peor de todas, con diferencia, no sólo por el tratamiento a los "crepusculo" sino por lo poco fiel que resulta de leer el libro.
ResponderEliminarAnónimo, es importante respetar las opiniones ajenas. Desde el punto de vista cinematográfico (ya que no he leído las novelas y aquí valoro sus valores artísticos y no la fidelidad o no al trabajo original, lo que daría pie a una crítica diferente) la sexta me pareció la más interesante y entretenida. Y que dividan en dos un largometraje (por imperativos únicamente económicos y no artísticos) no justifica que esta primera mitad del último libro sea algo sosa en algunos pasajes, lo que no quita para que sea un película correcta. Por esa regla de tres, El Imperio Contraataca sería una película de transición y en cambio es la mejor película de toda la saga Star Wars. Es un previo a una gran final, pero tiene validez como película por si misma
ResponderEliminarNo soy el mismo anónimo de antes.
ResponderEliminarPersonalmente considero que hay un error base en estos comentarios. En mi opinión es correcto que se haya dividido la película en dos partes. No sólo porque Warner quiera explotar a su gallina de los huevos de oro, sino porque, personalmente, por supuesto, a medida que iba leyendo el libro me iba dando cuenta más y más, que más que una novela parecía un guión de cine.
Considero que TODO en la novela es importante, que omitir un sólo pasaje del libro trastocaría totalmente la historia, por lo cual, por el tamaño que tendría la cinta nos encontraríamos ante una película demasiado extensa y lenta hasta el final, que terminaría decepcionando a todo el mundo.
El libro está escrito para ser adaptado al cine, es innegable, y en mi opinión, Warner ha tomado una sabia decisión al dividir el filme en dos.