16 de septiembre de 2010

True Blood Season 3: Valoración Global. Series de Televisión.


Aunque comencé esta temporada a comentar semana a semana los episodios de este serial de la HBO, pensé que sería mejor valorarla globalmente porque cada episodio unitario no daba ni para una reseña. El arranque de temporada parecía prometedor y que haría olvidar la lánguida segunda temporada y el absurdo final de la primera, pero nada más lejos de la realidad. La serie vuelve a incurrir en los mismos defectos que lleva arrastrando desde que comenzó la segunda temporada.



Los defectos son muchos y muy grandes. Para empezar su protagonista femenina, protagonizada por la insufrible muñeca chochona de Anna Paquin (con lo bien que me caía de Pícara en los X-Men), que consigue hacer odioso a su personaje, con sus caritas, sus mohines y sus escasas dotes interpretativas. Pero sobre todo el gran defecto de esta serie es, un excelente punto de partida y unas cuantas ideas interesantes y originales, pero que se quedan en agua de borrajas a los tres episodios de empezar la temporada.



En esta temporada tenemos nuevo villano, el excelente Russel Edginton, y una nueva especie de seres sobrenaturales, los hombres lobo. Pero todo esto, se queda en nada, ya que la historia no avanza al ritmo que debería y para cuando lo hace, lo hace de manera tosca, burda y precipitada, como en la season finale, que parece más un episodio más de mitad de temporada que la apoteósica final que toda serie debe tener para engancharte al año siguiente.



Pero lo peor es, que los tres o cuatro personajes interesantes (Edginton, Eric, la reina de los vampiros y el magistrado) y sus tramas y subtramas, no tienen el protagonismo que deberían, ahogados y ensombrecidos por un elenco de personajes y situaciones que pretenden emular al mejor Lynch de Twin Peaks, con sus personajes estrambóticos y sus surrealistas pero clásicas y entrañables situaciones, sin conseguirlo en ningún momento, haciendo de lo especial algo exagerado, forzado e irreal. Como ejemplo en esta temporada tenemos varios ejemplos: la aburridísima subtrama de Sam conociendo a su verdadera familia, auténtica "white trash" americana, el embarazo de la camarera pelirroja (de la que no me acuerdo ni de su nombre) y su absurda creencia de que su bebé por nacer está poseído por el espíritu maligno de su ex-marido (de coña) o la aburridísima Tara y su perra con la muerte de su ex-novio "Eggs" (vaya nombrecito).



Por supuesto, la serie tiene una factura técnica impecable y alguna escena e idea curiosa que por lo menos te hace sonreír, pero lo que la cadena (HBO), su creador Alan Ball (A Dos Metros Bajo Tierra) y la temática que trata, prometía una serie revolucionaria y excelente, se queda en un quiero y no puedo que intermitentemente entretiene pero que se olvida tan rápido como se consume. Un desastre con algún toque de ingenio. Totalmente prescindible.

1 comentario:

  1. una season finale rara ya que ni lo parece...eso si, consigue un gran logro: dormirnos!!
    sólo me quedo con lo de Lafayette!

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