Los números especiales fuera de colección e incluso los especiales del fenecido formato prestigio, costumbre habitual tanto en los años 80 y parte de los 90, realizados por autores punteros han ido desapareciendo del mercado, un mercado cada vez más saturado por tomos recopilatorios de tamaño desorbitado.
Por lo que la aparición de un número especial de 48 páginas de Batman, realizado por uno de los autores fundamentales de los 80 como Howard Chaykin es motivo de celebración. Chaykin, auténtica estrella del cómic de los 80, con títulos como American Flagg, La Sombra, Blackhawk y sobre todo por su excelente y polémico Black Kiss, ha llegado al nuevo siglo siendo un desconocido para las nuevas generaciones y olvidado por un público que en los años 80 babeaba con la salida de cualquier obra suya.
Es cierto que el Chaykin actual no es el enfant terrible del cómic americano de los 80, que sonrojaba a una industria con su mezcla explosiva de sexo y violencia, narrativa anfetamínica y un uso del lenguaje del cómic novedoso y rompedor. Chaykin se encarga actualmente de fill-ins en colecciones regulares, o especiales y miniseries aparte que no han logrado el éxito que se merecían. Cierto es, que Chaykin ya no es el de antes, que sus dotes como artista han empeorado y que se ha establecido en una zona algo más conservadora. Ya no es el joven autor que se quería comer la industria del cómic.
Este especial de Batman junto a Catwoman es un buen ejemplo del Chaykin actual. Un cómic correcto, que no excepcional, pero que deja un buen sabor de boca tras su lectura. El dibujo en esta ocasión se ve realizado con prisas, con un acabado algo descuidado, aunque sus dotes narrativas siguen intactas. En cuanto al guión, destacar como consigue mostrarnos a un Batman con zonas grises y con actuaciones que rallan la moralidad, con una interesante premisa en la que la investigación de un fraude fiscal en las Industrias Wayne, puede desembocar en un peligro para la identidad secreta del millonario de Gotham. El problema es que los acontecimientos son algo precipitados y el clímax final es demasiado brusco, con una historia que a lo mejor habría necesitado de algunas páginas más para desarrollar algunas situaciones y personajes como se merecían.
De todas formas, siempre es un placer la aparición de un cómic obra de uno de los autores más personales e inclasificables de la historia del cómic, incluso cuando no está en su mejor momento artístico.
Chaykin siempre me gustó. El último cómic suyo que leí es su Twilight con el grandísimo José Luis García López, ahí todavía iba a lo suyo, ahora, por lo que dices, no sé... De todos modos, Catwoman es uno de mis personajes favoritos, y alguien con un traje de cuero parece que ni pintado para que lo escriba Chaykin, así que estaré pendiente por si lo sacan por aquí.
ResponderEliminarSaludines.