American Horror Story: Un repaso a la primera temporada

Hace ya unas semanas terminó la primera temporada de una de las sorpresas televisivas del 2011. Ya hablé en su momento del episodio piloto de la misma y de las buenas impresiones que me dejó. Pero ahora hay que recapitular y ver si la temporada completa ha cumplido las expectativas de su estupendo punto de partida.

"American Horror Story", de los creadores de series como "Nip Tuck" y "Glee", se ha convertido en la serie de culto del año, gracias a su estupenda mezcla de terror, gore, sexo, comedia y crítica exacerbada del american way of life. Ya en mi reseña del primer capítulo hablé de las similitudes que encontraba con American Beauty y su estupenda fusión con el género de casas encantadas a lo "Terror en Amytiville".

Pero no solo bebe de esos referentes. AHS, bebe de mil y una fuentes como de Gus Van Sant y su Elephant en la historia de Tate, La Semilla del Diablo de Polanski con los bebés que espera Vivian y un sinfín de otras referencias que los autores del serial no tienen ningún reparo en utilizar sin miedo a la acusación. Un buen ejemplo de ello es el uso del tema principal del Drácula de Coppola en todas las apariciones de ese mad doctor a lo Frankenstein que es el cirujano que ocupó la casa en los años 20.

Pero todo ese popurrí funciona de manera alucinante, sobre todo porque el espectador sabe que puede encontrarse de todo en cada uno de los 12 episodios que componen esta primera temporada. Y funciona hasta sus dos últimos episodios, los cuales quizá pecan de excesiva premura para cerrar todas las tramas y de ser excesivamente previsibles, sobre todo en lo referente a uno de los gemelos de Vivian que cierra la serie a modo de epílogo. Aunque también hay que reconocer que el momento Bitelchús llevado al extremo del capítulo final tiene su gracia.

Previamente a esta conclusión algo irregular y no del todo satisfactoria si tengo que decir que la serie nos ha ofrecido capítulos magistrales, como el doble capítulo de Halloween (quizás el mejor de la serie con el piloto) y "Rubberman" que nos contaba la historia de uno de los personajes más icónicos del serial, el Hombre de Látex.

Donde más ha triunfado esta genial rareza es en sus personajes protagonistas. Y aunque los Harmon sean algo insufribles y detestables, a su hija Violet (una Miércoles Addams del siglo XXI) se la coge cariño. Y que decir del plantel de personajes del más allá que pululan la serie: desde la adorable psicopatía de Tate, a la arpía de la ex-amante del Doctor Harmon y sobre todo la ama de llaves quedan dentro de la galería de mejores personajes televisivos de la historia. Pero quien destaca sobre el resto es una inmensa Jessica Lange que hace suya la serie en cada plano y escena en la que aparece. Y mención especial a la pareja de gays que vivieron en la casa antes del matrimonio Harmon, destacando el personaje interpretado por Zachary Quinto, los cuales nos ofrecen las escenas y diálogos más divertidos de toda la temporada.

Quizás el problema de sus dos últimos episodios han sido todos los elementos con los que han jugado sus creadores en esta casa del terror de parque temático (fantasmas, demonios, monstruos de Frankenstein, serial killers (grandísimo el capítulo "Piggy, Piggy", la Dalia Negra). La promesa de lo planteado no se ha reflejado del todo bien en una conclusión demasiado conservadora para lo radical de su propuesta. Pero eso no quita para que el camino haya sido condenadamente divertido. Y al final es lo que cuenta. La segunda temporada promete una nueva casa y unos nuevos personajes. Incluso se rumorea que muchos de los excelentes actores de esta primera temporada podrían repetir con nuevos personajes. No importa lo que ocurra. Yo les recibiré con los brazos abiertos para volver a pasarlo en grande.