Que la obra de un autor tan interesante y diferente como Matt Kindt esté prácticamente inédita en nuestro país, a excepción de la fabulosa SuperSpy (gracias, Norma Editorial), es algo triste y sorprendente, teniendo en cuenta la cantidad de morralla que nuestros editores patrios publican.
La obra a reseñar es su primer cómic, en colaboración con Jason Hall y en esta novela gráfica en blanco y negro demuestra el camino y el estilo que su obra tomará. Pistolwhip es una historia que se desarrolla en los años 30, de género negro, como casi toda su obra pero que además es un homenaje al género pulp, a la película Freaks de Todd Browning, al universo del serial de radio, al género de espías y a mucho más.
Kindt en colaboración con Hall, sitúa al lector en sus primeras páginas en el nudo de la historia, presentándonos a 3 personajes que no conocemos en una situación límite. A partir de ahí y con una estructura de capítulos situados cada uno en un orden diferente en el tiempo, y centrados cada uno de ellos en cada uno de los protagonistas de la trama, Kindt va desenredando la madeja y permitiendo que el lector vaya juntando las piezas del puzzle que el autor nos ha planteado.
Kindt lo plasma con un grafismo que a primera vista puede ser considerado descuidado y naif, pero si miramos más allá de su trazo sencillo y casi infantil, nos encontramos con un narrador gráfico de primera, que tiene muy claro lo que quiere contar y como contarlo. No sobra ni falta ninguna página, y dentro de cada página cada viñeta y su disposición están muy bien pensadas por el autor, y todas ellas tienen su razón de ser.
Ópera prima que parece realizada por un autor veterano y que solo es la punta del iceberg de la escasa (por el momento) pero magnífica obra de uno de los mejores autores que nos ha deparado este nuevo siglo. Desde aquí mi llamamiento para que la obra de Matt Kindt no le sea escamoteada al lector español.
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