ALIENS (1986)
Tras el éxito de Alien, la Fox se tomó con paciencia la secuela de uno de sus mayores éxitos ( actitud que se deberían replantear las productoras actuales, que hacen secuelas como churros en cuanto algo tiene éxito, sin plantearse si lo que están contando es algo novedoso) y le entregaron las riendas a un primerizo James Cameron, que en su haber únicamente tenía una película, "The Terminator", realizada en 1984, y que con un presupuesto bajo, pero con mucho talento, realizó una de las mejores y más novedosas aportaciones al género de ciencia ficción, combinando con acierto la acción y el terror y creando un icono, el Terminator interpretado por Arnold Schwarzeneger, y dió a conocer al gran público a un joven director con un talento por encima de la media, y a un maestro en la planificación y ejecución de escenas de acción.
¿Y que nos encontramos en esta secuela de Alien?¿Una repetición de los esquemas de la primera entrega?. Nada más alejado de la realidad. Lo que nos encontramos es una película diametralmente opuesta en todos los aspectos al original de Ridley Scott, pero sumamente fiel y respetuosa con el material en el que se basa. Lo que Cameron cambia es la forma, no el fondo. Donde en el original el ritmo es pausado y se basa en el suspense y en lo que no se ve, aquí el ritmo es electrizante, encadenando set-pieces de acción uno detrás de otro, no dejando respiro al espectador. Donde en el original había un solo Alien, en este hay cientos de ellos, donde antes los protagonistas eran unos meros currelas sin armamento para enfrentarse a la criatura, aquí tenemos a marines altamente cualificados y armados hasta las orejas.
El único elemento común entre las dos películas a parte del monstruo, es el personaje de la teniente Ripley, interpretado maravillosamente por Sigourney Weaver. Pero en esta película ya no es Ripley, es algo más, es una fuerza de la naturaleza es la Uber-mujer cameroniana, de la que es buen ejemplo el personaje de Sarah Connor de la saga Terminator. Una mujer fuerte, pero con sentimientos, reflejado de manera magistral, en la emotiva relación de Ripley con Newt, una niña huerfana que encuentran en el planeta de los Aliens. Esta relación es el eje central de la película,y lo que la mueve por encima de monstruos, peleas y persecuciones.
El resto del reparto está a la altura de la función, que son el grupo de marines, cada uno de ellos perfectamente diferenciados con una personalidad marcada, y visualmente reconocibles ya que todo el reparto tiene unos rasgos físicos muy característicos, por lo que siempre se les diferencia aunque vistan todos igual, algo muy de agradecer y de lo que adolecen muchas películas bélicas, donde todos los personajes son iguales físicamente y no se reconocen, lo que provoca la falta de implicación de los espectadores ante los personajes de la obra. Esto se le debe reconocer tanto a Cameron como a su directora de casting, otorgándole un 10 de 10 a su reparto.
Hacía la comparativa con el cine bélico, porque Aliens es 100% cine bélico, aunque sigue siendo la saga Alien, y debe y tiene sus momentos de suspense y de terror, como el encuentro con el grupo de colonos desaparecido en el planeta Alien, que pone los pelos de punta, y la aparición de un nuevo elemento en la mitología de la saga, La Reina Madre Alien, que como todo en esta secuela es más grande que en la anterior, un Alien de 5 metros de altura, que tiene un enfrentamiento con Ripley al final de la película antológico.
En definitiva, lo que Cameron logra en esta secuela, es lo que debería estar redactado en el manual de toda buena secuela: se fiel y respetuoso ante el material original en el que te basas, pero ofrece algo diferente, nunca visto, que amplíe lo propuesto en el original, y que sorprenda al espectador. Esa son las reglas de una buena secuela, y Cameron lo cumple con Matrícula de Honor, ofreciendo una maravillosa secuela que deja al público con ganas de más, y pudiendo mirar a los ojos y estar a la altura del material original en el que se basa.
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