Nine, la tercera película de Rob Marshall, director de Chicago, y tras el batacazo tanto artístico como taquillero de la adaptación del best-seller "Memorias de una Geisha", vuelve al terreno donde recibió los mayores reconocimientos de su carrera, el musical, con la adaptación del musical de Broadway del mismo nombre, que a su vez es la adaptación de una obra italiana que adaptaba la famosa película autobiográfica de Federico Fellini, "8 1/2".
Rodeado de un reparto por el que cualquier director daría uno de sus brazos (Daniel Day Lewis, Penélope Cruz, Sofía Loren, Nicole Kidman, Kate Hudson y Marion Cotillard), la película nos cuenta los miedos y ansiedades de un director de cine consagrado, (Day Lewis), que sufre un bloqueo creativo, y su relación tormentosa con todas las mujeres de su vida.
Marshall, en esta su última obra, intenta superar los hallazgos de su anterior propuesta en el musical, con un salto al vacío, en el que mezcla números musicales, flashbacks del pasado y la historia del rodaje de la película, tratando de llevar el concepto del musical a un nuevo nivel, pero fracasa.
Fracasa porque este Nine, tiene todas las papeletas para ser un caballo ganador, es como un guiso cocinado con los mejores ingredientes (un gran reparto, glamour, una historia dentro del cine, una ciudad evocadora, Roma, un diseño de producción, vestuario, escenografía, fotografía, apabullantes), pero realizado por un cocinero novato y excesivamente ambicioso. Y el guiso se le pasa por recargarlo con demasiados ingredientes.
La historia que nos cuenta, un buen punto de partida, es narrado a tres bandas (la narración convencional, los números musicales y los flashbacks en blanco y negro con el pasado del director interpretado por Day Lewis), pero en vez de complementarse, se pisan los unos a los otros, y en vez de hacer que la narración fluya, hace que avance a trompicones.
Ayuda a que el filme no sea un desastre absoluto, el trabajo de su reparto, donde todos, excepto Nicole Kidman,(los estragos del botox están pasándole factura, que la han convertido en una muñeca chochona sin ninguna expresividad), dan el 100% de sus habilidades, aunque Day Lewis roce en algunos momentos el histrionismo, como en la horrible "Pozos de Ambición". El problema, es que ninguno de los personajes, sobre todo los femeninos, tienen suficiente tiempo en pantalla para poder ser desarrollados como se merecen, convirtiendo al largometraje en puro fuego de artificio, con estética de videoclip y en algunos momentos como el número musical de Kate Hudson, en un anuncio de Martini.
En consecuencia, el espectador se enfrenta a una sucesión de números musicales, más o menos acertados (los mejores, la canción "Be Italian", interpretada por la cantante Fergie, y el número de Kate Hudson), pero que les falta una unidad y cohesión para que sean las partes de un todo, convirtiéndose en una película que las partes son superiores al todo, provocando la desconexión con la historia y sus personajes.
Una pena que el material de base sea sólido, pero la ambición de Marshall, la convierta, no en una película horrible, ya que tampoco mata de aburrimiento, pero que entristece por ver lo que podía haber sido y no fue.
corroboro lo q has dicho!! ¿cómo una persona que consiguió hacer Chicago, termina haciendo esto?
ResponderEliminarme quedo con la interpretación de Marion Cotillard...su número "my husband" (no se como se llama pero eso es lo que canta) me ha emocionado.
Ahora a esperar a que alguien haga un buen musical para los que somos fans de ellos :)
más pena aún, cuando ves lo que consiguió, con un trío de actores mucho más limitado (Gere, Zeta Jones, y la odiosa Renee Zelweger), comparado con la materia prima que tenía en esta. El próximo musical bueno es en un par de semanas, la nueva de Disney, que esos si que saben hacer buenos musicales a la antigua usanza.
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