Red State de Kevin Smith (2011).
Kevin Smith necesitaba un cambio de rumbo. Desde el año 1997, en el que estrenó su tercer y mejor largometraje, "Persiguiendo a Amy" el realizador afincado en Nueva Jersey había ido dando tumbos en ejercicios onanistas solo disfrutables por seguidores irredentos de Smith como "Dogma", "Jay y Silent Bob Contraatacan" o la infame "Jersey Girl" donde creíamos que no podía tocar más fondo hasta que su último trabajo hasta este "Red State", llamado "Cop Out" y del que debo reconocer que tuve que dejar de ver a los 15 minutos de su inicio porque me estaba dando vergüenza ajena.
Y "Red State" es un cambio de rumbo, sobre todo de estilo, que no temático. Todos sabemos que Smith es completamente reacio a todo lo que signifique religión, tema que ya había tratado en la poco acertada "Dogma", pero desde el humor. Aquí, se adentra en la crítica social, política y religiosa, adornada de un poco de "torture porn". El resultado, encomiable pero muy fallido.
Todos sabemos que el orondo director estadounidense no es muy sutil ni en su manera de dirigir, de escribir ni en su puesta en escena. Y aquí no iba a ser menos. La película comienza con tres típicos adolescentes made in Smith: buenos colegas, obsesos del sexo irrealizado y supuestamente graciosetes. Los tres se han citado vía Iphone con una chica anónima que les promete un trío con ella en una localización desconocida. Pero las cosas no van a ocurrir como ellos esperaban y acabarán siendo la presa de un grupo ultraconservador católico del que es mejor salir huyendo.
Y ahí la película cambia, con un estilo cámara en mano, nervioso, sucio y oscuro con el que Smith intenta aparentar que es otro autor, alguien maduro y que trata temas importantes. Pero se le va de las manos, porque no es tan ingenioso como el se cree. Lo primero, porque su mensaje es redundante, efectista y repleto de tópicos. Personalmente estoy con Smith en que la religión y sobre todo el fanatismo es lo peor que le ha pasado al ser humano en toda su historia. Pero el director nos lleva a unos lugares tan comunes, que por poco avezado que este el espectador sabrá desde los primeros minutos del largo por donde irán los tiros.
Porque llega un momento en el que la película comienza a acelerarse, teniendo su punto álgido en la presentación del reverendo líder de la secta interpretado por el excelente Michael Parks, lo mejor del filme. El discurso y la interpretación del mencionado Parks es extraordinario, pero a partir de ahí la película comienza a desbarrar por los costados.
Lo primero, que los supuestos protagonistas de la historia pasan a un segundo plano, centrándose en los miembros y el líder de la secta, para que en el tercer acto y final de la película se alze como protagonista el jefe de un escuadrón especializado en lidiar con terroristas interpretado por el otro gran actor del filme, John Goodman, cuyo personaje tristemente no sabemos muy bien quién es, porqué actúa así y porqué decide lo que decide.
Y el fallo es del guión de Smith que pasa la patata caliente del protagonismo del filme a casi todo el reparto del mismo, dejando tramas sin cerrar o sin desarrollar, personajes cuya aparición es ridícula debido al poco juego que saca de ellos y a unos diálogos que en algunos momentos parecen escritos por un adolescente que escribe su primer guión cinematográfico.
La película tiene buenos momentos, los menos, como ese enfrentamiento final entre los personajes de John Goodman y Michael Parks bajo los sones de las sirenas del apocalípsis o el ya mencionado momento de la presentación del personaje de Michael Parks. Pero el resto es una oportunidad fallida repleta de violencia explícita y gráfica para intentar ser rompedor y polémico y un final insatisfactorio y de nuevo pretendidamente polémico y antisistema.
Por supuesto, frente a sus seis películas anteriores es un avance, pero este filme demuestra de nuevo que Smith fue adorado con demasiada antelación por crítica y público, entre los que me incluyo y que el paso de los años ha dejado en evidencia las múltiples carencias de un cineasta que necesita de una buena brújula para que le centre y le indique el camino.
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