Action Comics 2 de Grant Morrison, Rags Morales y Brent Anderson.
Dos números y el dibujante regular de la colección, Rags Morales, necesita de la ayuda de Brent Anderson, aunque sea solamente en dos páginas. Bueno habría sido también que le hubieran indicado a este último que el Superman que tenía que dibujar era un adolescente, porque su viñeta con Superman saliendo del ascensor parece más la imagen de un cuarentón que la de un joven de unos 20 años como mucho. Pero quitando esos leves defectos, el tebeo sigue su excelente progresión en un número centrado en la tortura de Luthor a Superman en unas instalaciones militares, en esa leve crítica velada a los abusos de la administración Bush en Guantanamo de supuestos criminales y terroristas de los que luego nadie sabe nada. Y como dice Morrison en la entrevista que completan los extras del ejemplar, Action Comics es un tebeo donde la acción tiene que ser continua y rotunda y eso entrega a partir del momento que Superman consigue escapar. Eso no quita para que poco a poco vaya dosificando los misterios su arco narrativo y tengamos un vistazo de la nave en la que vino Superman, su conversación en kryptoniano con la misma que seguro que traerá cola y sobre todo la conversación final de Luthor con una entidad alienígena que me apuesto el cuello que será Brainiac. Por cierto, genial y triste a la vez el destino de Krypto, por mucho que el fandom se haya echado las manos a la cabeza.
Detective Comics 2 de Tony Daniel.
La otra colección clásica de DC junto a Action Comics no tiene la suerte de esta última. A cambio de un Grant Morrison tenemos un Tony Daniel, que no es lo mismo. Ni de lejos. Así que nos tenemos que conformar. Este segundo número de su nueva etapa tras la que realizó antes del reboot en la serie Batman es una bajada de calidad considerable frente a un primer número que no estaba mal. Artísticamente demuestra que Daniel puso toda la carne en el asador en el primer número, porque es lo mejor que ha dibujado en su vida y en este ya se ha relajado o las fechas de entrega se le venían encima. Argumentalmente aplaudo la relación de Wayne con la periodista Charlotte, que está bastante bien llevada, pero el problema que veo y que es común en toda la línea Batman actual es ese excesivo peso en lo siniestro y en lo gore, como si la lección magistral que Morrison ha dado en los últimos cinco años de como hacer un tebeo de Batman moderno y que no copie hasta la extenuación y solamente de manera superficial el explotado modelo de Miller haya caído en saco roto. Un buen ejemplo de esto que he expuesto lo tenemos de nuevo en la última página de este número, otra splash page de supuesto impacto como la del número anterior. Parece que esa será la tónica: una línea argumental poco interesante que Daniel intenta paliar a base de golpes de efecto cuanto más grotescos y sangrientos mejor. Y así no se funciona.
Swamp Thing 2 de Scott Snyder y Yanick Paquette.
En este segundo capítulo comienzan las respuestas a los interrogantes que planteó Snyder en el episodio anterior. Averiguamos quién es esa Cosa del Pantano que se le aparece a Alec Holland y descubrimos el misterio en torno a la muerte y resurrección de Holland y su relación con la Cosa del Pantano que vimos en la etapa de Moore. Todo encaja en el guión perfectamente milimetrado de Snyder que por supuesto no alcanza las cotas de maestría de la etapa Moore, pero que tampoco lo pretende, aunque Yanick Paquette y su fascinante trabajo visual si que bebe y homenajea el arte de Stephen Bissette y John Totleben en la etapa Moore, consiguiendo páginas magistrales que no consiguen alcanzar el nivel de mal rollo de los dos autores anteriormente mencionados aunque no se quedan lejos. La página final tiene otro "what the fuck?" de los buenos. Aprende de Snyder, Tony Daniel.
Animal Man 2 de Jeff Lemire y Travel Foreman.
Otra serie de la línea "The Dark" que progresa adecuadamente y que demuestra que lo bueno no se quedó en el primer número. Dos ideas geniales tiene este ejemplar: la primera, que la hija de Buddy Baker tenga poderes como su padre y además amplificados, aparte de controlar mucho más el tema de lo que parece y por otra parte, la idea de Lemire de que el campo morfogenético del que Buddy sacaba sus poderes sea realmente un lugar físico llamado "Lo Rojo". Eso sin olvidar esos animales esqueletos resucitados por Maxine, la hija de Buddy, que son el complemento perfecto para ser la familia disfuncional de zona residencial más perfecta desde los Simpsons. Y por cierto, me encanta el dibujo de Travel Foreman y el sello distintivo que le da al tebeo diferenciándolo completamente de todo lo demás que se publica en DC.
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